dimecres, 14 de desembre del 2016

Una manera de hacer

 






Durante las últimas décadas, el papel de las empresas sociales del tercer sector ha sido clave en nuestro país por un doble activo que suma y multiplica.

Por un lado, el activo de lo que hacemos. La misión, atender y cuidar a las personas, especialmente de los colectivos más vulnerables. Tarea que ha sido especialmente clave durante estos años de crisis económica y de recortes de derechos sociales que estamos viviendo. Respuestas decididas que han permitido evitar que el desastre fuera a más, a menudo sin disponer de todos los recursos, fundamentada en la implicación y vocación de los profesionales del sector y en la apuesta, desde la iniciativa colectiva de los impulsores de las empresas sociales, que han gestionado con responsabilidad las dificultades y los recortes.


extenderme para explicar la importancia del trabajo que hace nuestro sector. Pero esta vez alguien que no conozco me ha echado una mano. Leed por favor, si aún no lo habéis hecho, El teu primer dia en un CRAE, artículo publicado por Daniel Ortega en el portal Social.cat. Imposible explicar mejor el papel de los educadores y de las educadoras y los centros en que trabajan. Un relato breve, lleno de sensibilidad y fidelidad a la realidad. Leedlo y, sobre todo, haced que lo lean las personas de vuestro entorno, ajenas a nuestro sector, que tratan de entender que es eso del sector social del que siempre estamos hablando. Mil gracias Daniel para ayudarnos a explicarnos.


Hablar de la necesidad de explicar a la sociedad lo que hacemos, de manera sencilla y efectiva, me lleva al activo del cómo lo hacemos. La labor de los profesionales se desarrolla en el marco de entidades que desde la iniciativa social se han constituido en forma de cooperativas y otras formas jurídicas de la economía social. Articularnos empresarialmente a partir de modelos de propiedad colectiva, gobernanza democrática y participación real de los miembros es la mejor forma de reivindicar otra manera de hacer actividad económica, demostrando que la gestión empresarial con valores es posible.

Hablamos de un sector de actividad con 1.500 empresas sociales y 90.000 profesionales. Con estos volúmenes, nada menores, acreditar que otra manera de hacer empresa es posible nos puede ayudar a impulsar los elementos transformadores en la economía y en la organización social necesarios para resolver muchos de los problemas provocados por la falta de justicia social. Se trata de pasar de una acción social paliativa y asistencial, necesaria pero insuficiente, a una acción social transformadora que ataque a la raíz de las desigualdades.

El momento en que estamos puede ser propicio para dar un salto adelante. Por un lado, un tercer sector fuerte, que ha resistido las embestidas de la crisis y que avanza hacia la confluencia con las otras familias de la economía social para construir espacios de encuentro e interlocución. Por otro, un gobierno y unos ayuntamientos que apuestan por otorgar a la economía social un papel clave en los servicios de atención a las personas. Y finalmente, observando desde fuera y desde el desconocimiento, una sociedad agotada y tensada que mira con interés las nuevas formas de producir, consumir, crear y participar.

Aprovechar la oportunidad pasa, sin embargo, para superar algunos de los retos que tenemos. Hay que salir de la invisibilidad social en el que todavía está la economía social, abandonar el oasis que nos hemos creado y dar a conocer nuestras propuestas, apostando por el trabajo desde la calidad, la excelencia y los valores. Y hay que comunicar de forma comprensible, simple, a partir de la coherencia entre lo que hacemos y cómo lo hacemos.

La coherencia en la acción de los profesionales; la coherencia en la gestión de las empresas sociales. De los valores declarados a los valores practicados. Una manera de hacer.


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